Érase una vez...
Llegué a este país tratando de alcanzar la quimera europea, esa por la que muchos se quedan varados en las aguas del Mediterráneo y se ahogan entre sueños. Apenas hablaba el idioma pero no tenía muchas más opciones. El país de donde venía era un país plagado de corrupción, sin oportunidades y sin el menor atisbo de que la situación mejorara. Llegué casi con lo puesto, tampoco tenía mucho más. Pero llegaba con la ilusión de quien empieza una nueva aventura, a pesar del vértigo